La estrategia del miedo y la vuelta al macartismo

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En 1950, en los Estados Unidos imperaba el miedo. Se encontraban en plena guerra fría contra la Unión Soviética y los americanos sentían como crecía la tensión con el gran enemigo. En este contexto surgió una de esas figuras políticas fruto de los tiempos oscuros, el senador McCarthy, que decidió hacerse un nombre a costa de ese miedo. El `macartismo´ ha quedado acuñado para la historia como la persecución institucionalizada que promovió el senador de todos aquellos de los que se tuviera sospecha de ser comunista.

Sin proceso alguno, sin pruebas, se inició una caza de brujas en la administración americana, en los medios de comunicación o en Hollywood de aquellos traidores a la patria que supuestamente simpatizaban o colaboraban con los comunistas. Tampoco habían inventado nada nuevo, las purgas políticas son un antiguo instrumento del poder que se remontan a la antigua Roma o a Robespierre pero la novedad era que se aplicaban en un sistema democrático alterando todo aquello que la propia democracia y el estado de derecho significaban.

Rememoro el macartismo al hilo de la espeluznante confesión del Ministro de Economía, el ínclito Montoro, afirmando tras una cascada de ceses y dimisiones en la agencia tributaria que ésta era un nido de socialistas. Más allá de recordar la amnistía fiscal que promovió el ministro y su vinculación con Bárcenas, el argumento de que se echa a inspectores de hacienda, no porque hagan mal su trabajo sino porque, cosa bastante difícil de creer, eran todos rojos peligrosos, se acerca bastante a la forma de pensar del senador McCarthy o, si buscamos a un compatriota, a los métodos de Torquemada.

No es la única deriva ideológicamente peligrosa del PP. Si a las purgas en la Agencia Tributaria sumamos la pretensión de aprobar una nueva Ley de Seguridad Ciudadana que impida el ejercicio efectivo de derechos constitucionales para evitar las protestas pacíficas contra las medidas del Gobierno estamos ante una auténtica reencarnación del macartismo. Si lo unimos a la reforma que faculta a quienes pueden pagarse seguridad privada a controlar espacios públicos y ejercer funciones hasta ahora sólo reservadas a los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado y lo añadimos a la inminente reforma del Código Penal, comprobamos como se abusa del miedo de la gente ante la crisis para hacer temblar los cimientos mismos del estado de derecho y las libertades públicas.

Pero esto no es más que un último asalto de un combate que se libra desde hace mucho. En la estrategia de la derecha de este país, se azuza el miedo de la gente en una época convulsa. Los argumentos son simples. Si quieres tener trabajo debes renunciar a parte de tu sueldo y de tus derechos como trabajador. Si quieres tener sanidad debes permitir que sea de peor calidad y que se privatice. Si quieres mantener la educación debes consentir que se reduzca la igualdad de oportunidades. Y así, todo. Se explota el miedo, crece el populismo, se acaba con la política y se reprime a los pocos ciudadanos que aún mantengan la esperanza.

Con el miedo se controla, se manipula, se consolida un poder omnímodo, se consiente lo que hasta ahora era inconcebible y hoy en España, como en los Estados Unidos del macartismo, hay miedo. Es cierto que la explotación del miedo, las purgas políticas y la represión no son exclusivas de la derecha. Podemos recordar que las emplearon a conciencia dirigentes como Mao en China o Stalin en la Unión Soviética. Pero lo que son con toda seguridad es un medio que utilizan en exclusiva los regímenes totalitarios. Esa es la deriva en la que se encuentra nuestro país y frente a eso no puede haber sino más valentía.

Los fariseos

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Cuenta la Biblia que Jesús, en reiteradas ocasiones, tuvo enfrentamientos con los fariseos. Éstos eran una secta de los judíos que, con gran afectación, exigían a los demás un escrupuloso cumplimiento de la ley, fingían una extrema austeridad y una férrea disciplina espiritual y que, sin embargo, no cumplían en su actuación personal aquello que pretendían imponer. De ellos proviene esa expresión de `rasgarse las vestiduras´ que, traducida al refranero castellano, podríamos convertir también en el más castizo `consejos vendo que para mí no tengo´.

Me ha parecido oportuna la referencia bíblica porque últimamente hay una forma de hacer política que se parece mucho a la de aquella secta judía. Se trata de esa política que convierte los principios y los valores que todo compromiso ideológico debe tener con dogmas de fe. Dogmas de fe indiscutibles sobre los que, por supuesto, no se puede argumentar ni debatir; o se abrazan sin preguntas o te conviertes en un hereje que atenta contra todo lo sagrado. Dogmas que se utilizan para ridiculizar, para atacar, para legislar en contra de quien no piensa como uno mismo. Dogmas que convierten a quien no está contigo en un enemigo sin principios ni escrúpulos que sólo se ocupa de intereses espurios. El problema es que su pose, brillante en los discursos, suele ser absolutamente hipócrita y se disuelve como un azucarillo cuando uno compara lo que dice y exige de los demás con su forma de actuar ante hechos similares.

Yo en política creo en el compromiso y en el trabajo, en la lealtad y los equipos, en los principios ideológicos y el diálogo, en el cumplimiento de la palabra dada y en la responsabilidad. No creo en los mesías ni en la pureza del espíritu, no creo en los salvapatrias ni en los guardianes de las esencias, no creo en los populistas ni los demagogos. Tampoco creo en los mártires así que tampoco hace falta que cite ejemplos concretos, cada uno recordará a quien quiera. Podéis haber pensado en los férreos defensores de la Constitución como norma sagrada que la vapulean cada día desde el Gobierno. Quizá habéis pensado en esos políticos instalados en el `o estás conmigo o contra mí´ con los que el país puede hacerse inhabitable. O podéis haber recordado como yo esa canción de Revolver que critica a los que “acuden los domingos a la iglesia y luego el lunes son peor que Satanás”. O podéis haber pensado en otra cosa…

Rajoy, moción de censura… Pasapalabra

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Si no fuera un tema tan serio, podríamos  hacer el rosco completo del famoso concurso con los implicados en la trama de sobresueldos en negro, adjudicaciones fraudulentas y financiación ilegal del Partido Popular. Y nos faltarían letras. Con la A tenemos a Acebes, Arenas o Álvarez Cascos, con la B, al propio Bárcenas, con la C a Cospedal, y así podemos ir a la M de Mayor Oreja, la T de Trillo, hasta llegar nada más y nada menos que a la R del presidente del Gobierno, el Sr. Rajoy, que lleva meses mudo y murmurando entre dientes “pasapalabra” desde dentro de un plasma.
No se trata de un caso de corrupción puntual en el que uno o varios sinvergüenzas se aprovechan de la confianza de su partido, de las instituciones y de quienes les han votado para delinquir, sino de una trama generalizada de corrupción que ha durado décadas y que mina los cimientos mismos de nuestra democracia. Añadiré, para el gabinete de querellas masivas de Génova que añadan en el artículo cuantas veces quieran la palabra “presunta”.
Una trama de veinte años con varios tesoreros implicados, dos presidentes del Gobierno, ministros, cuentas en Suiza, donaciones ilegales a cambio de adjudicaciones de contratos públicos, ayuntamientos, comunidades autónomas; en fin, pocos ámbitos se han salvado de la podredumbre en uno de los partidos mayoritarios de este país.
Por eso resulta intolerable que ahora el PP intente despachar el tema en una rueda de prensa gritando “todo es mentira” una decena de veces, como un niño enrabietado. La estrategia que mantienen ahora, diciendo que el único delincuente es Bárcenas es tan ridícula como increíble. Hay que recordar que ha sido, hasta hace nada, tesorero del PP con sueldo, despacho e “indemnizaciones en diferido en forma de simulación”, y que recibía cariñosos mensajes de móvil por parte de Rajoy quien, por cierto, le pagaba los abogados. Nadie puede creerse que construyera esa fortuna de forma independiente, que pagara sobresueldos sin que nadie se enterara y que algunos empresarios le dieran muchos millones de euros, así, por la cara.
Ya deben ser graves las últimas informaciones para que Dolores de Cospedal tenga que afirmar para defenderse que la palabra de Bárcenas no vale nada porque está imputado en la trama Gürtel, olvidando que, hasta hace nada, decían que eso era un invento del juez Garzón y del PSOE. Pero lo peor no es siquiera que la trama afecte a personas con importantes puestos de responsabilidad y que todos ellos deban pagar judicialmente por los delitos que se hayan cometido. Desde luego, deben hacerlo y pronto. Lo peor es que han logrado socavar los cimientos de nuestra democracia, han generado una inestabilidad política sin precedentes y han puesto en riesgo, con ello, la recuperación de nuestra economía.
Se trata de un virus que se extiende contaminándolo todo. Un virus que ha abonado el terreno al “todos son iguales” y al populismo. La gente nunca entiende la corrupción, pero con seis millones de parados la indignación llega a cotas insospechadas. Por eso, es urgente reaccionar con algo más que palabras. Reformas electorales para que los ciudadanos puedan elegir mejor a los políticos mediante listas abiertas o primarias, más medios para los jueces, más controles tributarios y de las cuentas de partidos y políticos, más transparencia son, en definitiva, algunas de las cosas que podemos y debemos hacer.
Porque el caso Bárcenas y la implicación de Rajoy están llenando páginas en los periódicos internacionales y minando la confianza de los españoles y también de los inversores y medios internacionales que se preguntan por adelantos electorales. El daño es irreparable y ha destruido para mucho tiempo a la política española. Por eso, no vale con la estrategia de nuestro presidente, ya muy manida, de tumbarse en el diván, fumarse un puro, y dejar pasar el tiempo.
En cualquier país civilizado, Rajoy ya estaría en su casa y con él toda esa calaña de tipos que se parecen más a Los Soprano que a ministros de un país democrático. Hay mucha gente honrada en la política, también en el Partido Popular, y somos muchos quienes nos sentimos cada vez más asqueados con cada episodio de corrupción, esté dónde esté. Urge una rápida asunción de responsabilidades políticas, unas actuaciones judiciales contundentes y rápidas, y una limpieza en profundidad para que la gente pueda volver a confiar en quienes les representan.
Por eso, el PSOE volverá a pedir la comparecencia del presidente del Gobierno en el Congreso, en la sede de la soberanía popular. Si se vuelven a negar, presentaremos una moción de censura sin otra pretensión que obligarle a dar la cara y recuperar la dignidad de nuestra democracia. Así que, Sr. Rajoy, esta vez no vale con decir “pasapalabra”; su dignidad y la del país solo quedarán indemnes si acierta esta. Con la D: “Renuncia, abandono de un empleo o de una comisión”.

Beatriz

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Los nombres nos identifican pero no nos definen. Lo que nos define es nuestro carácter, nuestros sentimientos, nuestras palabras y nuestros actos. Y así, el mismo nombre, Beatriz, puede no significar nada o decirlo todo. Beatriz puede ser el nombre de una joven humilde o de una diputada segoviana del Partido Popular y todo parecido entre ambas será pura coincidencia. 

Si eres Beatriz, la joven humilde, puede que estés embarazada de 20 semanas y que el hijo que esperas padezca anencefalia, es decir, que carezca de una parte del cerebro, haciendo que su posibilidad de supervivencia tras el parto sea prácticamente nula. Puede que, además, los médicos te hayan diagnosticado lupus eritematoso discorde y una grave insuficiencia renal, advirtiéndote que, de llevar a término tu embarazo, tu vida corre grave peligro. Para redondear, puede que hayas nacido en El Salvador, donde el aborto está prohibido de forma absoluta y penado con hasta 50 años de cárcel.

Si, por el contrario, eres Beatriz, la diputada del Partido Popular, puedes subir a la tribuna del Congreso y defender que rompamos el consenso alcanzado con la Ley de interrupción voluntaria del embarazo del año 2010 y retrocedamos más de 30 años en los derechos de las mujeres. Puedes mentir y faltar al respeto afirmando que las mujeres que abortan lo hacen porque son poco menos que analfabetas. Puedes justificar que un Ministro del Interior compare el aborto con el terrorismo y frivolizar hablando de los embriones de los cefalópodos.

Por motivos obvios, yo nunca tendré que tomar la terrible decisión de tener que abortar y respeto profundamente a quienes nunca abortarían por razones morales o religiosas. Pero con la moral no se puede gobernar ni, mucho menos, legislar. La moral no puede ser impuesta por un Gobierno a toda la sociedad. No podemos consentir que se impongan los dogmas de fe en una sociedad democrática porque estaríamos volviendo, ya no a los años 80 sino a  los gobiernos teocráticos de hace siglos. Ninguna legislación, tampoco la actual, obliga a ninguna mujer a abortar y, al contrario, tampoco debería establecer, de forma absoluta, que nadie pueda hacerlo. La decisión de interrumpir un embarazo es un derecho de la mujer no un concesión que un Ministro hace en determinados supuestos porque a la mujer hay que tutelarla dado que su principal fin en la vida, palabra de Gallardón, es ser madre.

Del "Made in" al "Made by". Oportunidades de negocio en China

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China ha fundamentado su desarrollo en las últimas décadas en las exportaciones y los bajos costes de producción y, precisamente, el principal cambio económico que quiere desarrollar el nuevo gobierno es orientar su crecimiento al aumento del consumo interno y la mejora de su competencia tecnológica. Durante la visita que hicimos la semana pasada a China, pudimos conocer la Feria Internacional de Importación y Exportación de Cantón, en la que participan dos veces al año compradores de más de 200 países y la que da los mejores resultados  en las transacciones de todo el país . 

Uno de los mensajes repetidos era la necesidad de convertir el afamado reclamo "made in" por el "made by" o "created in". Es decir, ya no quieren competir con productos de mala calidad y baratos sino potenciar un sistema de innovación que les permita incrementar el número de patentes y marcas vendiendo sus propios productos. Pasar de la manufactura a la creación, en definitiva.

No deja de ser curioso que en Europa hay quienes claman por una estrategia de abaratamiento de costes laborales y sociales de forma simultánea al abandono de la I+D+i para salir de la crisis, es decir, un desarrollo "a la china", ellos estén avanzando hacia el modelo de desarrollo "a la europea". Su interés por España y Europa está, precisamente, en su formación, su capacidad tecnológica e, incluso, su estado de bienestar. En todo caso, el cambio económico mundial que puede significar que 1.300 millones de personas mejoren su renta per capita de forma significativa y se pongan consumir y crear productos de mayor valor añadido puede cambiarlo todo.

El mercado que hay en aquel país es gigantesco y las oportunidades infinitas pero, sobre todo, se trata de algo que nuestro país no puede obviar en un momento en el que las exportaciones son imprescindibles para la supervivencia de muchas empresas y la recuperación de nuestra actividad económica. Sin embargo, las sensaciones no son buenas. En China, puedes encontrar, por ejemplo, una gran cantidad de aceite español que, sin embargo, se etiqueta y comercializa como italiano. Y es relativamente fácil encontrar un vino francés. ¿Por qué?, le pregunté a uno de nuestros interlocutores. "Los españoles no saben hacer negocios", respondió al instante.

Durante los últimos años, se está tratando de cambiar esta tendencia. En 2005, el entonces Presidente chino, Hu Jintao, visitó nuestro país para intensificar las relaciones con España. A principios de 2011, el Ministro Sebastián firmó varios acuerdos institucionales y comerciales con Li Kequiang, que ha sido nombrado recientemente Primer Ministro, acuerdos que han tenido continuidad durante el último año.

Son muchos los sectores en los que los responsables gubernamentales chinos nos han manifestado su interés en colaborar con nuestro país y sus empresas. Sectores en los que somos punteros como la energía (sobre todo la eólica), las infraestructuras,  el turismo, la modernización de regadíos, la depuración de aguas y el tratamiento de ríos, el sector agroalimentario, el sector sociosanitario o el vitivinícola. Algunas grandes empresas españolas son conocidas en sus sectores como Gamesa, Indra o Telefónica.

En algunos de esos sectores, la provincia de Burgos es puntera. Ya hay algunas empresas burgalesas instaladas allí como el Grupo Antolín pero son muchas las que realizan importantes intercambios comerciales. Podemos citar a Cerámicas Gala, Pascual, Metaliberica y a varias bodegas de la Ribera del Duero. Nuestra balanza comercial es tremendamente positiva y el total de las exportaciones de Burgos al gigante asiático supera los 105 millones de euros, con un incremento del 22% en el último año, y supone dos veces y media las importaciones.  Por otro lado, hay dos empresas del sector de Escuelas de España para extranjeros que tienen acuerdos de colaboración con Universidades o instituciones en China.

Son muchas las oportunidades y, desde luego, debemos seguir trabajando para fortalecer un cambio de cultura empresarial e institucional, un cultura más abierta y con una mayor proyección internacional. El ICEX y las Cámaras de Comercio están haciendo un buen trabajo pero, desde luego, las instituciones españolas y también burgalesas debe apostar por facilitar nuestro comercio exterior como herramienta fundamental para incrementar nuestra actividad económica. El objetivo no es mejorar las estadísticas sino que eso sirva para crear empleo como objetivo fundamental de nuestro país.






Hay alguien nuevo en la ciudad

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En uno de sus primeros discursos el nuevo Presidente chino, Xi Jinping, ha prometido perseguir un “sueño de rejuvenecimiento nacional”. En todo caso, fuera de la retórica del poder, una de las cosas que sorprende cuando conversas con los dirigentes chinos es que son absolutamente conscientes, y aparentemente sinceros, sobre los graves problemas que tiene que afrontar su país al que siempre se apresuran en calificar como en vías de desarrollo. Deng Xiaoping, quien después se convertiría en el sucesor de Mao, ya afirmó ante una delegación de científicos australianos a principios de los 70 que, durante su visita por su país, observarán el atraso de China y no sólo sus logros. Una muestra más del diferente carácter oriental. 

Porque estamos hablando de un país-continente de más de 1.300 millones de habitantes, el segundo país del mundo en términos de PIB y un crecimiento del 10% anual, una potencia exportadora e inversora y con ciudades que pueden competir como iguales con las grandes urbes europeas y norteamericanas. Pero también hablamos de un país con enormes desigualdades sociales y desequilibrios económicos, con provincias del tamaño de un estado europeo cuyos habitantes cobran salarios similares a los africanos, un sistema de protección social aún muy precario, un grave problema de envejecimiento demográfico, y un desarrollo productivo muy agresivo medioambientalmente. Y eso sin entrar a que, evidentemente, no estamos ante una democracia y que la protección de los derechos humanos está lejos aún de lo aceptable.

En todo caso, China está demostrando su capacidad de crecer y, al mismo tiempo, encontrar su papel en el mundo. Y pretende hacerlo de forma diferente. En 1971, en las reuniones que mantuvieron el primer ministro chino Zhou Enlai, y Kissinger, aquel afirmaba que, por más fuerte que llegara a ser su país, mantendría un planteamiento singular ante los asuntos internacionales, en el que se rechazará la idea tradicional de superpotencia. En efecto, el discurso oficial chino habla de cooperación entre países, de relaciones internacionales en términos de igualdad y el win-win, es decir, en una relación bilateral se debe encontrar algo en lo que ambos ganen. 

Lo cierto es que su forma de hacer las cosas es diferente a la que tradicionalmente han usado las dos grandes potencias del siglo XX, la URSS y los Estados Unidos. Huyen de políticas "imperialistas" y lleva décadas guardando una apariencia de neutralidad. En sus intervenciones en África, lejos de enviar tropas, construyen carreteras y otras infraestructuras. Por ejemplo, los 200 millones de dólares que ha costado la sede de la Unión del Pueblo Africano, probablemente el edificio institucional más importante del continente, han sido sufragados íntegramente por China. En América latina, la inversión y la influencia china han crecido a un ritmo vertiginoso y, como decía un reciente artículo de El País, es vista con mejores ojos que la estadounidense gracias a “la diplomacia pragmática” que ha optado por desarrollar en la región el Gobierno chino y a que su inversión en América Latina “no está basada en la ideología”. 

Sin embargo, no todo está tan claro. Por ejemplo, el gobernador del banco central de Nigeria ha dicho recientemente que "China coge nuestras materias primas y nos vende productos manufacturados. Esto fue la esencia del colonialismo. África se abre ahora de buen grado a una nueva forma de imperialismo". Además, China se ha convertido ya en el quinto exportador de armas mundial y el primero en el África subsahariana y sigue una política poco transparente en este ámbito. Es cuestionable la compatibilidad de una política de no injerencia en asuntos nacionales internos con esta política sobre armamento.

Por otro lado, otro de los claros ejemplos de que China busca un nuevo orden internacional es que el primer viaje del nuevo Presidente ha sido a la cumbre de los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica). Estos países, que suponen más del 40% de la población mundial y alrededor del 20% de la riqueza, están trabajando una alianza estratégica que les permita escapar del orden internacional y las instituciones creadas tras la Segunda Guerra Mundial y su potencial de desarrollo es arrollador si superan sus diferencias o la corrupción de algunos de sus regímenes.

Está por ver, por tanto, la naturaleza de la expansión de China pero lo que es indudable es que el orden internacional va a cambiar porque ha irrumpido con fuerza un nuevo actor. Alguien cuyo poder económico crece a pasos agigantados y que, aunque con grandes desequilibrios internos, transmite una sensación contundente de que, sobre todo, sabe muy bien lo que hace.

Intercambio y búsqueda de oportunidades

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La pasada semana he participado en un viaje con una delegación española invitados por el gobierno chino. Se trata de una oportunidad para fortalecer relaciones y trabar contactos con un país que se ha convertido ya en uno de los más importantes del mundo y cuyo papel será decisivo en las próximas décadas desde el punto de vista político pero, también, económico.

El momento en que se ha producido el intercambio es también importante. Hace apenas un par de semanas que se ha renovado la estructura de poder del país y la quinta generación de dirigentes comunistas se han hecho cargo de las riendas. Tanto Xi Jinping, el nuevo Presidente, como Li Kequiang, elegido Primer Ministro, son los primeros dirigentes que no cuentan con la bendición del patriarca Deng Xiaoping, ya fallecido; pertenecen a dos corrientes distintas dentro del partido y, sobre todo, aún está por ver cómo y a qué ritmo piensan seguir desarrollando la estrategia de apertura y reforma iniciada hace décadas.

Durante el viaje hemos podido conocer in situ el desarrollo de su sistema de salud, cuya reforma ha disminuido los costes un 45% pero que no es, ni mucho menos, universal; de jubilación, multiplicando por 6 el importe de las pensiones que se cobran en los últimos 15 años pero con un problema de sostenibilidad derivado de las políticas de planificación familiar; o de empleo, con una tasa de paro del 4% pero que debe absorber nada menos que a 12 millones de nuevos demandantes de trabajo al año. 

Por otro lado, hemos tenido la oportunidad de conocer su sistema político y de relaciones internacionales, algunos modelos de participación social como la autogestión de comunidades de vecinos, así como su política económica y la apuesta por la innovación y la mejora de la gestión medioambiental en algunas ciudades.

Y desde luego, su oferta por colaborar en proyectos comunes con nuestro país y con todo el mundo aunque ven con preocupación la lenta recuperación de la economía mundial y la crisis de la deuda soberana en Europa. De momento, os cuelgo el programa del viaje y, en dos entradas más en el blog, analizaré el desarrollo de China y su papel en la esfera internacional y las posibilidades de negocio con nuestro país. Espero que os resulten de interés.

Programa de la visita a la República Popular de China

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PROGRAMA EN LA CIUDAD DE BEIJING
  • Reunión con el Subdirector General del Gabinete para Europa Occidental sobre sistema político chino y relaciones con Europa
  • Reunión con el Director de estudios macroeconómicos de la Comisión para el desarrollo y reforma del Gobierno
  • Visita al Comité Central de la Liga de la Juventud Comunista China
  • Debate sobre la crisis de la deuda soberana y la situación económica en Europa con jóvenes del gabinete para Europa Occidental
  • Reunión con el Director del Instituto de Protección Social del Ministerio de Seguridad Social.
PROGRAMA EN LA CIUDAD DE GUANGZHOU (CANTÓN)
  • Visita y reunión con el Buró de las PYMES
  • Visita a la Feria Internacional de Importación y Exportación de Cantón
  • Entrevista con la dirección del Comité Provincial del PCCh de Guangdong
PROGRAMA EN LA CIUDAD DE HUIZHOU
  • Visita a la Comunidad Donghu (modelo de autogestión social)
  • Visita al centro de salud del barrio de Quiadong
  • Visita a las empresas de alta tecnología TCL y LONGCHEER
  • Entrevista con la Dirección del PCCh y el Ayuntamiento de la ciudad
PROGRAMA EN LA CIUDAD DE WUHAN
  • Traslado hasta la Presa de las Tres Gargantas
  • Visita al Parque industrial de Wuhan
  • Charla en la ciudad biológica Guanggu
  • Visita a una empresa de energía eólica 
  • Coloquio con universitarios de Wuhan
  • Entrevista con la Dirección del Comité Provincial del PCCh
  • Visita al Museo Provincial de Hubei

¡España se rompe!

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Hay que reconocerle al PP su habilidad para inventar eslóganes pegadizos y contundentes. Durante los últimos años, uno de sus "hits" fue el famoso "España se rompe" acuñado por Aznar ante la reforma de los estatutos autonómicos y, sobre todo, el debate sobre el Estatuto Catalán. Todo ello como respuesta, por supuesto, a los desmanes de los nacionalistas en alianza con los rojos peligrosos del PSOE.

Para usar machaconamente la frase daba igual que anteriormente Aznar hablara catalán en la intimidad o hubiera gobernado cómodamente una legislatura con los votos de CIU o que, cuando llegó el momento de aprobar el resto de los estatutos autonómicos, muchas comunidades autónomas copiaran literalmente artículos o competencias que, si eran pedidos por los catalanes, eran una afrenta a la soberanía nacional, pero en boca del PP de Camps en Valencia significaban, simplemente, descentralización y autogobierno.

Y en la provincia de Burgos hemos tenido también nuestras cosas. Envuelto en la bandera, el Partido Popular ha puesto el grito en el cielo con el chacolí o con el concierto económico vasco. En el asunto del chacolí, daba igual que la producción burgalesa de ese vino fuera absolutamente residual o que tengamos en nuestra provincia dos denominaciones de origen propias y punteras como el vino de Arlanza o el Ribera. Lo que había que hacer es convertirlo en una afrenta histórica y financiar la producción y promoción de un vino sin calificación alguna mientras se negaba el pan y la sal a las otras dos denominaciones que tenían la desgracia de no producir réditos políticos sino "solamente" riqueza.

Con respecto al concierto vasco, había que olvidar que estaba reconocido en la Constitución Española y que el propio Aznar, siendo Presidente, había acordado la prórroga de su vigencia, sin una palabra en contra de la Junta de Castilla y León ni del PP de esta tierra. Había que olvidar también que el PP del País Vasco lo defendía. Era un buen momento para enfrentar de nuevo a las personas y a los territorios y acusar al PSOE, una vez más, de romper nuestra integridad territorial y fomentar la desigualdad de los españoles.

Y llegamos a Treviño, tema recurrente para los nacionalistas de uno y otro lado de la frontera. Resulta que es imposible que este enclave cambie de manos  porque su pertenencia a la provincia de Burgos está amparada por el Estatuto de Autonomía y tanto el PP como el PSOE hemos afirmado públicamente en multitud de ocasiones nuestra posición. Otra cosa es que, personalmente, entiendo el descontento de sus vecinos quienes, como los de muchos otros territorios periféricos de Castilla y León, tienen una deficiente prestación de los servicios públicos. Pero es una golosina demasiado dulce para los campeones de la patria. Lo usan como punta de lanza quienes consideran siempre más importante los territorios que los habitantes de esa tierra. No va a cambiar de manos nunca pero viene bien como pieza en el juego de los patriotas de pacotilla de uno y otro lado.

Y después de años de oír barbaridades, resulta que hoy, el nuevo alcalde de Treviño presenta una moción para iniciar el expediente de segregación del Condado de nuestra provincia y nuestra Comunidad Autónoma. Sí, no estoy hablando de hacer una consulta a los ciudadanos ni de iniciar un debate sino, directamente, de ejecutar el proceso de segregación. Y los 3 concejales del PP allí se abstienen porque "no quieren oponerse a la voluntad de los vecinos". No quiero imaginar qué hubiera sucedido si hubieran sido concejales socialistas los que no se hubieran opuesto. O si estuviéramos hablando del PSC.

La política debe ser cordura, coherencia, sensatez y también memoria. Lo peor de todos estos asuntos es que siempre nos hacían olvidarnos de lo importante y, todo este debate, ya sea sobre Cataluña o sobre Treviño, me sigue dando la impresión de que no es más que una cortina de humo. No son esos los problemas de la gente, no son sus verdaderas preocupaciones, pero es muy fácil usarlos para manipular, para encender los ánimos, para enfrentar y para ocultar la incapacidad de solucionar las dificultades por las que estamos atravesando.


¿Son tolerables las declaraciones de UPyD contra la igualdad?

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Este viernes, 8 de marzo, conmemoramos el día internacional de la mujer. Y, más que celebrar, este día en sigue habiendo mucho que reivindicar en un país en el que las mujeres ganan un 22,5% menos que los hombres; en el que la tasa de desempleo femenino es superior al masculino; en el que se aprueba una reforma laboral con recortes en los derechos de maternidad y lactancia; en el que se impone un aumento de las tasas judiciales en los casos de violencia de género; y que ha sufrido la muerte de 49 mujeres a manos de sus parejas en el 2012.

Y esta lucha es de todos. Esta lucha ha sido durante demasiados años sólo de un movimiento feminista que ha logrado despertar conciencias, abrirnos los ojos y visibilizar aquello que sucedía pero que era invisible. Pero ya no. La responsabilidad es de todos, de la ciudadanía y de las instituciones; de las mujeres y de los hombres. Pero somos los hombres quienes más camino tenemos que recorrer porque muchos avances están en nuestras manos y porque debemos acabar con comportamientos, hechos y palabras que justifiquen y amparen el machismo.

Por eso no se pueden consentir declaraciones como las del diputado por UPyD, Toni Cantó, poniendo en duda el sistema de protección a las víctimas por violencia de género. No se puede mentir de forma irresponsable sobre el número de denuncias falsas cuando éstas no alcanzan, según los datos de la Fiscalía General del Estado, el 0,009 % del total, porque eso es alentar el machismo. Y, desde luego, no se pueden hacer esas declaraciones siendo el portavoz de Igualdad de su grupo porque es una provocación y un insulto a quienes sufren las gravísimas desigualdades de género que aún persisten en nuestro país.

Pero lo peor es que cuando Toni Cantó había demostrado un síntoma de inteligencia, callándose y pidiendo perdón, pese a que llegue tarde y se haga con la boca pequeña, salen algunos compañeros de su partido a defenderle como, por ejemplo, el Consejo Local de UPyD de Burgos en un reciente artículo. Y ahondan en el discurso machista hablando de la inmensa cantidad de denuncias falsas, de que la protección a las víctimas de violencia de género rompe el principio de igualdad ante la ley de los hombres o de las injusticias y vejaciones que tienen que sufrir en las procesos de separación y divorcio que les encamina al suicidio en masa.

Y lo que me preocupa es pensar que, año tras año, sigue habiendo mucho contra lo que luchar el día internacional de la mujer, que hay muchos hombres que siguen viendo en el feminismo un enemigo, que no entienden que en las situaciones de desigualdad siempre hay una víctima y que, en este caso, son las mujeres. Y que una denuncia falsa contra un hombre es un problema que resuelven los jueces pero que cientos de miles de denuncias auténticas por maltrato son un problema social y trágico que debe ser una prioridad para todos y todas. Incluidos los miembros de UPyD.

PD: Podéis leer el artículo que origina esta respuesta en este blog http://elblogdejavigracia.blogspot.com.es/

Transparencia y credibilidad

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Lo que está pasando es intolerable. La crisis ya había ido minando la confianza de la gente en la política, pero casos como el de Bárcenas o la trama Gürtel han dinamitado la credibilidad de instituciones y partidos. Ya no se trata de que haya algunos corruptos, cuestión inaceptable por pocos que sean, hablamos de la existencia de una supuesta trama que afecta a las cúpulas del Partido Popular durante décadas y que traslada una sombra de sospecha a toda su financiación.

Sinceramente creo que estos casos no son comparables a ningún otro pero, lamentablemente, debilitan al sistema en su conjunto y lastran la credibilidad de todos los políticos, sean del signo que sean. La gestión de esta crisis por parte de Rajoy y sus acólitos va pasando de la mentira al ridículo y demuestra que el presidente no está a la altura del difícil momento en que vivimos. Los peor de todo es que esto no afecta sólo al Partido Popular sino que, como decía, socava la credibilidad y la solidez de todo nuestro sistema institucional e, incluso, lastra nuestra recuperación económica y, con ello, aumentará el sufrimiento de millones de españoles.

¿Y qué podemos hacer? Desde luego, debemos aplicar algo más que palabras. Una Ley de Transparencia ambiciosa, reformas legales contundentes y más medios judiciales y para la Agencia Tributaria, serían pasos fundamentales. Por lo demás, cada uno en su ámbito, demostrar con hechos que estamos comprometidos con la transparencia, que no todos los partidos y no todos los políticos son iguales, que hay esperanza y que los políticos podemos equivocarnos pero que la inmensa mayoría persigue el bien común.

Por eso, desde el PSOE de Burgos hemos querido pasar a la acción. El sábado iniciamos la creación de un Portal de Transparencia. En él vamos a desnudarnos ante los ciudadanos/as. Vamos a hacer públicas las declaraciones de bienes y de la renta, y salarios de todos nuestros cargos institucionales en la provincia. De esta manera, quien lo desee podrá acceder a estos datos, que ya son públicos en muchos casos, pero están dispersos. Se puede acceder a los primeros datos en la web www.psoeburgos.org. 

Pero queremos ir más allá. Por primera vez, publicaremos las cuentas anuales del partido, los salarios de los trabajadores/as, las donaciones y aportaciones extraordinarias que realizan los responsables públicos, las cuentas de las campañas electorales y también las agendas, actividades e iniciativas de nuestros cargos institucionales. Esto afecta a toda la estructura provincial, tanto a la Comisión Ejecutiva como a las agrupaciones locales y grupos municipales y en la Diputación.

Se trata de no jugar a poner el ventilador sino de aportar todo lo que podamos a la recuperación de la credibilidad de la política. Creo que es un buen empeño.

Postdata: Hoy, en un nuevo alarde del PP, han decido poner inhibidores en el Congreso para que los diputados no pudiéramos contar qué estaba diciendo Draghi en su comparecencia. Si la mordaza llega hasta aquí, es más urgente avanzar en la transparencia.